martes, 25 de julio de 2017

Honrarás a tu madre de Ingrid Proietto

Les comparto el texto que escribió Graciela Paz sobre el libro Honrarás a tu madre de Ingrid Proietto (Ediciones del Dock, 2017).

Usted está leyendo un libro, pero usted no está en el altar de la dulzura, ni en el elevado concierto de una metáfora perfecta. Tampoco en el estanque de un realismo desdeñable, usted está allí, por decirlo de alguna manera, en una pista de aviones del siglo XXI, sin lugar para un aterrizaje forzoso y a mitad del vuelo.
En algún momento, si sigue con el libro, usted deberá ponerse doble cinturón de seguridad porque entra en turbulencia, en zona de risa, en vértigo de duda, en aires de sorpresiva polémica y entre-dichos.
No salte de la lectura, el viaje es corto y el lenguaje coloquial es tan exacto que no admite caída.
Usted lee algo distinto y esto no es una pura convención literaria ni un capricho, usted lee un libro que hace prevalecer hasta el final la dichosa pregunta:
¡¿La madre al fin, se mata o qué?!!
¡¿Se arroja dentro de una palangana de whisky para
ahogarse mientras reclama a los gritos ser salvada así planea un suicidio mas sofisticado para mañana?!
¡¿ La mina está loca, esta Lalo, está pirucha??!
No hay retórica aplicable a estas preguntas, usted leerá ambigüedades que riman con verdades, pero Proietto, no le permitirá usar la lógica sin que usted invierta en asombro, desdén, terror o carcajadas.
Como se puede observar nada coincide con nada, usté lea sin cristalizarse en la página y la curiosidad será saciada, dele.
Eso sí ¿Honrarías a esta madre?¡¡!!
Se suplica tener en cuenta que no es la suya, la autora de este relato aplica un realismo desmadrado y al mismo tiempo logra acordes memorables.
Queden tranquilos, el final es abierto, los recursos de esta “mami” tienen sustento para rato.
Digo que lo rico es lo distinto, lo lineal de pronto desaparece y te encontrás con un “Viste, yo te lo dije" y se lo dice a quien lee. Entonces, tenés que tomar partido de esa prosa que se propasa y te zarandea el brazo.
En lo personal adoré las aristas y limaduras de este texto, jugué a las payanas con Ingrid y me azoró esa justeza del lenguaje.
No sé porqué cuento estas cosas, no quiero parar el mundo para que usted lo lea, pero sepa, con respeto, que todas las pinturas que encuentre en sus páginas están hechas a mano.
Honrarás a tu madre y saludando en el atrio. 
Por Graciela González Paz

Ediciones del Dock, 2017.

Dos poemas de Hay tierra bajo mis pies

Tal vez 
era mejor ser un iceberg
mostrar sólo una parte 
no dejar que ningún viento me arrase
en plena armonía
con las aguas y las aves
hoy prefiero
ser el Titanic
un gigante que quebró
y demostró ser vulnerable,
sumergida en el océano
permito que ingresen
dentro de mí
algas, peces y tiburones.

***

Cuando un trozo de mar
azul se deshace entre mis dedos
vuelve el agua a la espuma
blanca se funde entre la sal
el viento forma las olas
que explotan en mis piernas
de mis ojos brota agua salada
llueve en todo mi cuerpo
ya no hay camino
para salir de esta playa.

Cecilia Carballo.

El ojo de mármol, 2017.

Terrores nocturnos - Paula Jiménez España

La luna se hacía doble en el reflejo
de la calle inundada, nosotras empujábamos
con rodillas y pies el agua adversa.
Marrón como un pantano
se llevaba las ramas, la hojarasca
y los cuerpitos tiesos de los sapos.
Qué difícil llegar a casa contra el río
improvisado por el temporal
gota por gota,
dos cuadras en su vientre de lluvia eran
un camino infinito
y la luna, un gran ojo.
Hermana, con el gesto inocente del amor
secaste mis mejillas esa noche
con palma empapadas.


El ojo de mármol, 2017.


miércoles, 19 de julio de 2017

En obra - Horacio Maez

Si estamos todos hacemos del almuerzo
un ida y vuelta de risas y cargadas,
pero hoy comemos solos con Dionisio
que me cuenta de sus hijas y yo,
de las ganas de hacerme mi casa
y él, del tiempo que le llevó
armar la suya.
Así se nos va la hora hasta que un bondi
para en la vereda de enfrente
y Dionisio lo mira
con sus ojos negros iluminados:
“lindo para hacer una rodante”,
hace una pausa, se le cuela una sonrisa
y sigue: “en el fondo va la cama,
más adelante una mesa con sus sillas…”
ahí lo interrumpo:
“con algo para escuchar música”
y riéndose dice:
“después que llueva nomás”.



Nunca supe por qué
le dicen Coco al Marce,
desconoce el silencio
y siempre está cantando.
Hay momentos
en que te baila con la cuchara
imitando a la Mona
y no podés parar de reírte.
Pero el show
es cuando se pone a cantar boleros
entre mazazos te manda un estribillo
y si se copa
agarra la escoba de micrófono,
ahí sí,
hay que pararlo.

Horacio Maez, En obra - diario del oficio, El ojo de mármol, 2017.



viernes, 14 de julio de 2017

Denise Levertov

Se ha ido

Cuando el cuerpo me abandona
me hace sentir sola.
Tengo

ojos, oídos,
nariz y boca
y eso es todo.

Ojos
siguen viendo
el azul pluma del

cielo frío,
boca ingiere
sopa caliente,
nariz

huele la escarcha,

oídos oyen todo, todos
los ruidos y ausencias,
pero cuerpo

se va no sé adónde
y es de una soledad
ir a la deriva
sobre el espacio que 
llena cuando está aquí.



lunes, 10 de julio de 2017

Un arte callado - Giannuzzi

Nuestros pies perfeccionan
el arte de entrelazar los dedos.
Unidas en la almohada
nuestras cabezas apuestan
a una boda perpetua.
Expatriados,
cerradas las puertas y las ventanas,
abrazados al desnudo oponemos
una ideología de lo callado
a la manera en que marcha el mundo 
según la pantalla de la televisión.