miércoles, 6 de diciembre de 2017

El aire no vuelve solo de Beatríz Massuco por Ingrid Proietto

“Abrir la grieta y dejar escurrir la palabra”

Les comparto el texto que escribió Ingrid Proietto sobre el libro El aire no vuelve solo de Beatríz Massuco (Discreta Dorotea, 2017).

Durante estos días, mientras pensaba qué decir sobre este libro precioso de Beatriz, también se me dio por pensar, un poco por qué es diciembre y otro poco porque la coyuntura no da respiro, en lo duro que fue este año. Lo difícil y, sobre todo, doloroso. Digo desde lo colectivo. Después, cada uno podrá sumarle lo individual o aquello que sabemos le va pasando a amigos y compañeros que se van quedando sin resto. A partir de eso me di cuenta de que casi las únicas alegrías del 2017, que ni siquiera da para ansiar que se vaya porque sabemos que el 2018 será peor, tuvieron que ver con libros, con presentaciones, con poemas, cuentos, pequeños grandes libros. Entonces, que Beatriz haya querido que yo presente su libro me llenó de felicidad, de esa felicidad genuina, no la que se compra en píldoras en cualquier Farmacity. 
Otra cosa que pensé, y no vayan a creer que pensé mucho más (no me gustaría generar falsas expectativas) es que en otras oportunidades (como 1133) en las que tuve la responsabilidad de presentar libros tenía para leer sus contratapas. Algo desde donde agarrarme para no sentirme a la deriva. Y recordé que muchas veces en reseñas y textos de presentaciones se cita algo dicho en la contratapa del libro en cuestión (siempre quise decir en público el libro en cuestión). Como si se retomara alguna mirada o en algún momento se pudiera hacer pie en aquello que ya enunció otro. Bueno, eso, en este caso, no pudo ser porque la contratapa también la escribí yo. Así que decidí ser tan inmensamente importante como para citarme a mí misma y reírme un rato largo de mis pequeñas desgracias cotidianas. Es por eso que tomé el texto de la contratapa para arrancar esta presentación.  
Antes de eso, una aclaración. Y es que me gusta hablar de los libros desde lo que me provocan o significan. No suelo ponerme a asociar con autores o libros parecidos sino contar lo qué me hizo sentir. Lo que me pasó con este librito todo el tiempo, y es algo que nunca antes me había sucedido, y que tal vez no tenga la menor importancia, es que lo leí con mi propia voz. Necesitaba todo el tiempo ponerle mi voz. Que fuera mío. Apropiármelo. Al fin pude reaccionar y disfrutar de la prosa de Beatriz. Relajarme en su voz. Y viajar. Pero no como quien viaja en esos programas pedorros de minas que van de canje a París y te muestran la moda desde ahí cuando deberían ir a Milán si quieren hacer moda de verdad. Viajar como volar. Como tele transportarse. Como visitar lugares desde la mirada precisa y preciosa de otro que te lleva de la mano. La fantasía de pensar: un día yo quiero hacer este viaje y pasar por los mismos lugares, los mismos sonidos, los mismos olores. Y al rato decir: no sé si haría este viaje, no sé si podría atravesar tantos puentes. 
La contratapa del libro de Beatríz dice (cito): 
“El libro de Massuco es un puente. O dos. Un puñado de encuentros. Retazos de esos encuentros. Lazos. Tropiezos. Espejos donde mirar y reflejarse, aquí y allá. En esos puentes donde allá y acá pueden ser el mismo lugar. O no. ¿Dónde es acá? ¿Dónde es allá? Paisajes. Viajes adentro de otros viajes. Amigas. Mujeres. Mujeres libres y encerradas. Mujeres encerradas dentro de mujeres libres. Postales sueltas. Fotos que atraviesan postales y las convierten en recuerdos de otros viajes. Imágenes. Oportunidad de ser recuerdo antes de ser recuerdo. Palabras que te abren la boca. Tejidos, entramados, rueda de sensaciones. Más puentes. Invisibles, lejanos o al alcance de la mano. 
Presencias. Presencias que están llenas de ausencias. Gestos que buscan palabras. Cadenas, cuerdas: resistencia. Instantes que tejen recuerdos que recuerdan miradas que vuelven a propiciar encuentros”. 
Fin de la cita.  

Todo eso sucede a través del libro que es un viaje compuesto por varios viajes llenos de luces y palabras de colores. ¿Violeta? ¿Amarillo? ¿Verde? ¿Blanco? 
 “Abrir la grieta y dejar escurrir la palabra”, dice Beatriz…. Y yo trato de absorber cada una de esas palabras que salen porque no pueden más de seguir guardadas. 
Me maravillo con frases que podrían estar sueltas y me fascinaría leer igual. Y que se las voy a leer sueltas así las unen ustedes después, luego de comprar el libro, con su propia mirada. 
“En la improvisación se revela el instante” 
El tiempo se detiene. 
Palabras que te abren la boca. 
Pequeños hilitos de plata invisibles. 
El sol es fuego que cae. 
Un puntito en segmento astral. 
También resulta maravilloso ser observadora de un viaje donde las peleas podían ser desde una discusión aguda sobre el matrimonio igualitario (¿sigue o ya lo vetó el mejor equipo de los últimos cincuenta años) hasta un cable que no conecta la televisión en el hotel de Khajuraho que podría ser el de Mar del Plata o el de San Salvador de Jujuy. 
Levantarse en Buenos Aires y atardecer en Dheli, en las brumas de Dheli. Todo en el mismo día. En el mismo instante en que un puente te une con otro puente y otro más. Acostarse a orillas del mar Arábigo y desayunar en Berazategui o Paraná. Despertar con ovejas en los sagrados campos sojeros de Zavalla y atardecer con las vacas sagradas de la India. 
Una amiga y un tío que unen adolescencia con la adultez que ya saluda a una vejez que se despliega. 
Viajar en elefante o en subte. Atravesar el río Paraná o el Ganges. 
Un libro lleno de preguntas: 
¿Dónde están las mujeres en esos horizontes de escasez, aquí y allá? 
¿Cómo veré el cielo después de haber estado en los dos lugares? 
¿Quién tomó la hebra y tejió ese encuentro único? 
¿Cómo será luego, cuando la cotidianeidad porteña, aleje los intensos días de este viaje? Repregunto: ¿Cuál viaje? ¿El del Paraná, el de la India, el de Jujuy? 
¿Los espacios y los tiempos giran y se encuentran en las cartografías para abrirnos sendas en nuestra vejez? 
¿Dónde habrán quedado nuestros pasos, amiga? ¿Ante qué dolor habrán quedado paralizados?  ¿Dónde estarán mujeres y hombres con los que nos hemos mirado, sonreído, hablado? ¿Cómo estarán esas miradas? 
¿Cuántos anhelos habremos compartido con aquellas mujeres encerradas que miraron desde cada jali esas ventanas (son ventanas que no dejan que las mujeres sean vistas) de pequeños espacios marcados por los hombres? ¿Cuántas seguirán encerradas todavía? 



Ruedas de sensaciones con formato libro. Personas que nos atraviesan por unos minutos y nos iluminan caminitos para siempre. La ventana que nos lleva a la tenacidad de la vida. 
Dice la narradora que en la vida y en la muerte hay algo ceremonial y colectivo, aunque sea efímero como un viaje. A eso me aferro con uñas y dientes, con el libro de Beatríz bien cerquita para poder resistir dentro y fuera de la literatura. Parece que termino hablando de mí, pero abro la propuesta para que sean palabras que nos hagan hablar y callar cuando sea preciso a todos y todas. 
En la página 71 Beatríz cita el grafitti que dice “Abrazame hasta que vuelva Cristina”. Pero también recuerda cuerpos y espejos rotos. Laberintos. Una juventud al acecho durante los años de dictadura. Cristina ya volvió, sin embargo, la juventud vuelve a estar acechada. Cuando Beatríz me propuso que hiciera la contratapa de este libro, Santiago Maldonado estaba vivo. Cuando me puse a escribir este texto ya estaba muerto y, mientras lo terminaba, asesinaron por la espalda a Rafita. Los recuerdo ahora y tiendo otro puente que espero sea corto. Para que del acecho solo nos queden los abrazos que nos damos esperando que vuelva. Cristina o el país que vivimos durante doce años. 
Cortes de luz programados en Buenos Aires y en Nepal. Oscuridad aquí y allá. Pero siempre alguien que llega para alumbrar. Dice la narradora que durante los primeros meses después del 24 de marzo del 76 ella pedía que no nos roben la alegría. Que no nos maten la ternura (lo cito de memoria, como me viene a la cabeza en este momento). Y ahora soy yo la que pide que tendamos muchos puentes para lograrlo. Que no nos conviertan en ellos. Que sepamos insiliarnos y encontrarnos en los libros, las miradas y el refugio del encuentro entre pares. Este libro es eso: una hermosa manera de iniciar el viaje hacia la resistencia. 

La Paz Arriba, Diciembre, 2017. 



viernes, 1 de diciembre de 2017

La hija menor en Librería Hernández

En librería Hernández ya podés comprar La hija menor, Ediciones del Dock, 2017. Y muchos más!

Librería Hernández (Buenos Aires)

martes, 28 de noviembre de 2017

Mundo - Susana Thénon

Este es el mundo en que vivimos
los mendigos buenos aires siglo veinte
junto al humo descalzo
flotando sin alas sobre los techos
efímeros como pastillas de chocolate
inútiles como pájaros huecos.
Estos son nuestros rostros que se caen a pedazos
mientras el sol emigra cansado de mirarnos
y el frío nos celebra con su fiesta de muerte.
Pero yo no quiero este sino de espantapájaros:
mi olfato busca afanoso el olor de la alegría
y mi piel se agranda cuando digo amor.



jueves, 23 de noviembre de 2017

Trasposiciones de Carlos Aldazábal

Entendemos que el hombre en la película
buscaba una mujer con la boca pintada.

Pero el mismo episodio, en nuestro caso, fue bastante distinto.

Primero comenzaste con las uñas
y al llegar a los labios yo leía un poema,
disimulaba un poco.

En los cortos minutos de la escena en pantalla
atisbamos lo eterno:
la pregunta sobre cómo se volvió celuloide
la historia de ese hombre alucinado.

Y después ocurrió.

Imaginé violines
porque sonó un chirrido de metal sin aceite.
Y encontré una respuesta aproximada.
Esa respuesta dice
que la escena es la misma.

Aunque la duda insiste.
Fue por la música y la luz
que crecieron ahí, detrás del ascensor.

Habrá que ver el final,
cómo sigue la trama, 
cómo vuelvo a existir sin tu perfume.

Del libro Camerata Carioca, el suri porfiado, 2017.



miércoles, 22 de noviembre de 2017

#OutsiderLaRevista del número 2 #ElArte


La inquietud - Paula Jiménez España

Dice
cuando rebalsa el corazón
también estallan
palabras en la boca.
Un corazón inquieto
busca siempre
allá donde no encuentra.
Que las pasiones enturbian la razón
y el corazón
se pierde en pensamientos.
Es uno
y no intentes amaestrarlo,
conformar su apariencia.
Afuera es como adentro.
Que no lo calmes, dice,
ni lo ensucies
creyendo que es de otro.


Del libro, El corazón de los otros.
Paula Jiménez España. Nació en Buenos Aires en 1969. En poesía publicó Ser feliz en Baltimore (Nusud, 2001), Formas, libro y cd junto con la cantante Valeria Cini (Terraza, 2002), la casa en la avenida (Terraza, 2004), la mala vida (Bajo la Luna, 2007), Ni jota (Abeja Reina, 2008), Espacios naturales (Bajo la Luna, 2009), La vuelta (Simulcoop, 2013),  Paisaje alrededor (Bajo la Luna, 2014), Canciones de amor (27 Pulqui / Vox, 2015), la antología personal  El corazón de los otros (Tabaquería, 2015, México/ Tabaquería, 2016, Buenos Aires), Terrores nocturnos  (El ojo del mármol, 2017) y las plaquetas Las cosechadoras de flores (La Mariposa y la Iguana, 2014), Nada llora (La mariposa y la iguana, 2015) y Tanka (Ritmo, UNAM, 2015, México).  En prosa: Pollera pantalón / Cuentos de género (La Mariposa y la Iguana, 2012).  En 2006 recibió el Premio Nacional de Literatura Tres de Febrero, en  en 2007 el 2º Premio de relato corto LGBT de Hegoak (País Vasco), en 2008 el Primer Premio Fondo Nacional de las Artes y en 2015 un reconocimiento del Premio Nacional (Ministerio de cultura de la Nación). Fue traducida al italiano y al inglés y publicada en medios literarios nacionales e internacionales. Textos suyos integran numerosas antologías. Dicta talleres de escritura. Como periodista colabora desde 2008 con “Soy” y “Las 12”, suplementos del diario Página/12.


viernes, 17 de noviembre de 2017

Este sábado 18 en la Molienda estaré con Carlos Aldazábal

Quien quiera oír que oiga
Desde las 19hs en La Molienda podrán escuchar a Carlos J. Aldazábal entrevistar a la poeta, María Laura Decésare. Publicó los #libros: "La letra muda" (2010), "Vida de gatos" (2015, reeditada) y "Somos lo que damos" (2015), "La hija menor" colección Pez Náufrago (2017); todos por ediciones del Dock.
La Molienda es el programa de radio del Espacio Literario Juan L Ortiz. Sale todos los sábados de 19 a 20hs por LA TRIBU 88.7 FM Se puede escuchar: http://fmlatribu.com/
Una hora de poesía y música




miércoles, 15 de noviembre de 2017

Próximas presentaciones de Ediciones Del Dock

lunes 20 de noviembre a las 19 hs
Se presentará el libro Digo Sur de Lydia Helander en La Paz Arriba - Montevideo 421 - CABA
La presentación estará a cargo de María del Rosario Andrada.
La autora leerá poemas. Habrá venta, firma de ejemplares y un brindis al final.
La entrada es libre y gratuita.

viernes 24 de noviembre a las 19 hs
Se presentará el libro Circo Negro de Miriam Tai en Centro Cultural Haroldo Conti - Av. del Libertador 8151
Se referirá a la obra Julian Axat.
La autora leerá poemas. Habrá venta, firma de ejemplares y un brindis al final.
La entrada es libre y gratuita.

martes 12 de diciembre a las 19 hs
Se presentará el libro ¿Verdad, Bonturo? de Cacho Veldevere en La Paz Arriba - Montevideo 421 - CABA
Conversarán sobre el libro: Griselda García, Jorge Aulicino e Ignacio Di Tullio.
Habrá venta, firma de ejemplares y un brindis al final.
La entrada es libre y gratuita.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Una pantera un pelícano un pez

Palabras

Las palabras no me nombran,

me acurruco en el espacio entre ellas

antes de empezar una

después de terminar la otra,

escucho su insensible parloteo

y me quedo silenciosa

ausente

en cuclillas

como si fuera a empollar un huevo.

Lidia Fernández Budelli, Un pez un pelícano un pez, Ediciones del Dock, 2017.



martes, 3 de octubre de 2017

Jugar, leer, pensar

Una interesante propuesta de Cecilia Trosman
Una travesía para intentar ​disolver aquello que se momifica en nosotros desde los ideales y la cultura cotidiana.
Un cuento, un poema, una película o una canción. Acercarnos al arte como recurso vital, como refugio, como pista y como puerta.
​Serán tres encuentros, uno por mes, para compartir un té ​ con​ algo rico, y junto a otros re ​visitar los siguientes temas.
Primera reunión: ¿Qué ves cuando me ves? , la mirada propia y la ajena que nos toca.
Segunda reunión:Libertad y esclavitud en las relaciones familiares.
Tercera y última reunión de este ciclo: Ayer, hoy y mañana: ​El tiempo.
​Para consultas, te podes comunicar por correo a: 
​ceciliatrosman@gmail.com​



lunes, 2 de octubre de 2017

El juego de la Oca

Les comparto el texto que escribió Horacio Maez sobre el libro El juego de la Oca de Eduardo Pocztaruk (Alción Editora, 2017).

El juego de la Oca es el nuevo libro de Eduardo Pocztaruk. Libro que se construye de caminos, de tentativas que se forman por elecciones deseosas, también de recuerdos, entonces aparecen las casas familiares y Carmen de Areco, obviamente aparece el azar propio de los dados, pero algo más atraviesa estos poemas, ¿será el dolor? En algunos de estos casilleros del juego hay — en otros hubo— fuego, por lo tanto cenizas. Y las cenizas no son sólo restos de la combustión.
El primer conjunto de poemas titulado Brújula narra el movimiento de un yo que busca comprender y comprenderse. “Me saco una gastada ropa / que llevo puesta hace mil años / … / desnudo podré entenderlo mejor” dice el primer poema de este libro. Este intento de entender nace en un cuerpo anestesiado, de piel seca, que se contempla diciendo: “Me buscaré donde encuentre / una línea de largada / y yo esté desnudo / mamando de otras madres / sin mochila que llevar”. Escena, acaso, de un nuevo comienzo con el deseo de una tradición plural formada por voces con un legado que no sea un peso que llevar porque para quien va a emprender un largo camino un puñado de cenizas puede ser carga suficiente sobre todo cuando solo se cuenta con un impulso del corazón para “ …jugar / una carrera nueva”.
Este impulso abre un nuevo comienzo en la segunda parte del libro, Acto de amor, al mostrar el recorrido de la atmósfera intimista, el cuerpo a cuerpo, el amor como refugio y base para afrontar los obstáculos del día. Impulso que nos recuerda que en esa intimidad intensa “surge la idea tonta / de creer que juntos / nadamos contra la corriente”. En esta segunda parte el yo poético sigue aprendiendo, por ejemplo, a saborear un té o aplacar el ansia, porque aprender supone a otros que enriquecen dándole mayor complejidad a nuestro andar para sacarnos de mares o trenes que no parecían detenerse.



La tradición de la construcción colectiva es central en la poesía de Eduardo, ya en La voz enmascarada, su poemario anterior, está expresado en el canto murguero que se nutre, por esencia, de lo popular y colectivo. Estos poemas no nos hablan desde una certeza, sino que buscan completarse con las de otros. Desde ahí escribe Pocztaruk, desde la debilidad como forma de resquebrajar la verdad, esos intensos destellos que iluminan senderos que son tributarios del gran camino que es el decir de muchos. Porque si existe un saber poético que dice algo sobre la verdad quizás sea, como escribió Javier Adúriz, que “la verdad se mueve”.
Seguramente toda experiencia crea un decir que se forma, entre otras cosas, con una sintaxis y un conjunto de palabras que le dan particularidad a una voz que por ser única no deja de formar parte del coro. Particularidad que en Eduardo se encuentra en el vértigo, en el ansia de ir hacia delante cuestionándose pero a la vez sabiendo que hubo un recorrido que suma una voz zigzagueante por incierta. Existe una fuerte marca de expresividad en estos poemas que se muestra en la necesidad de dejar rastros claros de que por allí ha pasado un trazo espeso de cortes irregulares que no busca ni el minimalismo ni el contorno suave. Como las marcas que deja la espátula al aplicar la pintura sobre la tela, un paso enérgico, una huella, una textura que no busca ni lo refinado ni lo casto, como lo dice en el poema Pájaro guardián: “ahora, si lo que buscaba encontrar / era un alma refinada y casta / dio con la dirección equivocada”. Porque este yo que se asume portador de, por lo menos dos pecados capitales como la avaricia y la envidia, no busca cuidarse y se expresa en una voz que va al límite de la rotura porque lo que tiene para decir nace claramente de un cuerpo que rozó el fuego. Ya en el quinto poema, Tienda en llamas, de su primer libro, En medio de la vida, las cenizas con su olor son una carga de su nuevo camino “Jamás podré olvidarme de ese olor / ni del llanto de mi padre cuando el fuego / en parte consumió su bella vida” y es por eso que en el poema El juego de la oca que le da título al libro, cuando aparece el rojo asociado al fuego, el poema dice: “al rojo no lo quiero ver más por acá / es el color del fuego / que va avanzando y no se detiene, / es otro incendio que me arrasa”. Es de los restos de la combustión de donde parten estos poemas que expresan el movimiento, el ir de una incertidumbre hacia otra que por ejemplo se enuncia diciendo “me animan / a juegos desconocidos”. En este juego de la oca, el norte no es una verdad, es el punto al que se camina sabiendo que no existe un único modo de transitarlo,  que desde su comienzo hay otros con quien jugar y que perderse es también parte del juego. En el segundo poema del libro ya aparece “la línea de largada” y en el último, cuando ya se está jugando, el poema dice: “vuelvo a la casilla 1”. El libro narra el movimiento entre el pasado y este presente de comienzos porque quien enuncia se reconoce como perteneciente a la generación del medio entre los que ya no están y los que compartimos las calles. Ahí se sitúa Eduardo, en esa incomodidad que no conduce a una resignación entonces el poema dice “Es extraña la pérdida / …. Porque un gran amor no se olvida / como me gustaría hallarlo y tenerlo / … / aunque sea en mis palabras / recordarte en un poema / cargado de fuego”, porque el fuego que brota en estos poemas pide comprensión a la vez que reclama la compasión que todo amor necesita. Este tercer libro no se construye en un decir fuerte pero sí en un decir que afirma, como lo hace en uno de sus versos, “Estás ahí / cuando la noche se cierra”; afirma que hay un otro con quien andar el camino. En este juego de la oca se busca y encuentra un bálsamo contra el dolor que es un credo, una fe en la potencia del amor que nos hace abandonar la resignación para vivir los nuevos comienzos con una aceptación feliz o dicho de mejor manera en un poema del libro “y el amor hará su trabajo/ una vez más”.

martes, 25 de julio de 2017

Honrarás a tu madre de Ingrid Proietto

Les comparto el texto que escribió Graciela Paz sobre el libro Honrarás a tu madre de Ingrid Proietto (Ediciones del Dock, 2017).

Usted está leyendo un libro, pero usted no está en el altar de la dulzura, ni en el elevado concierto de una metáfora perfecta. Tampoco en el estanque de un realismo desdeñable, usted está allí, por decirlo de alguna manera, en una pista de aviones del siglo XXI, sin lugar para un aterrizaje forzoso y a mitad del vuelo.
En algún momento, si sigue con el libro, usted deberá ponerse doble cinturón de seguridad porque entra en turbulencia, en zona de risa, en vértigo de duda, en aires de sorpresiva polémica y entre-dichos.
No salte de la lectura, el viaje es corto y el lenguaje coloquial es tan exacto que no admite caída.
Usted lee algo distinto y esto no es una pura convención literaria ni un capricho, usted lee un libro que hace prevalecer hasta el final la dichosa pregunta:
¡¿La madre al fin, se mata o qué?!!
¡¿Se arroja dentro de una palangana de whisky para
ahogarse mientras reclama a los gritos ser salvada así planea un suicidio mas sofisticado para mañana?!
¡¿ La mina está loca, esta Lalo, está pirucha??!
No hay retórica aplicable a estas preguntas, usted leerá ambigüedades que riman con verdades, pero Proietto, no le permitirá usar la lógica sin que usted invierta en asombro, desdén, terror o carcajadas.
Como se puede observar nada coincide con nada, usté lea sin cristalizarse en la página y la curiosidad será saciada, dele.
Eso sí ¿Honrarías a esta madre?¡¡!!
Se suplica tener en cuenta que no es la suya, la autora de este relato aplica un realismo desmadrado y al mismo tiempo logra acordes memorables.
Queden tranquilos, el final es abierto, los recursos de esta “mami” tienen sustento para rato.
Digo que lo rico es lo distinto, lo lineal de pronto desaparece y te encontrás con un “Viste, yo te lo dije" y se lo dice a quien lee. Entonces, tenés que tomar partido de esa prosa que se propasa y te zarandea el brazo.
En lo personal adoré las aristas y limaduras de este texto, jugué a las payanas con Ingrid y me azoró esa justeza del lenguaje.
No sé porqué cuento estas cosas, no quiero parar el mundo para que usted lo lea, pero sepa, con respeto, que todas las pinturas que encuentre en sus páginas están hechas a mano.
Honrarás a tu madre y saludando en el atrio. 
Por Graciela González Paz

Ediciones del Dock, 2017.

Dos poemas de Hay tierra bajo mis pies

Tal vez 
era mejor ser un iceberg
mostrar sólo una parte 
no dejar que ningún viento me arrase
en plena armonía
con las aguas y las aves
hoy prefiero
ser el Titanic
un gigante que quebró
y demostró ser vulnerable,
sumergida en el océano
permito que ingresen
dentro de mí
algas, peces y tiburones.

***

Cuando un trozo de mar
azul se deshace entre mis dedos
vuelve el agua a la espuma
blanca se funde entre la sal
el viento forma las olas
que explotan en mis piernas
de mis ojos brota agua salada
llueve en todo mi cuerpo
ya no hay camino
para salir de esta playa.

Cecilia Carballo.

El ojo de mármol, 2017.

Terrores nocturnos - Paula Jiménez España

La luna se hacía doble en el reflejo
de la calle inundada, nosotras empujábamos
con rodillas y pies el agua adversa.
Marrón como un pantano
se llevaba las ramas, la hojarasca
y los cuerpitos tiesos de los sapos.
Qué difícil llegar a casa contra el río
improvisado por el temporal
gota por gota,
dos cuadras en su vientre de lluvia eran
un camino infinito
y la luna, un gran ojo.
Hermana, con el gesto inocente del amor
secaste mis mejillas esa noche
con palma empapadas.


El ojo de mármol, 2017.


miércoles, 19 de julio de 2017

En obra - Horacio Maez

Si estamos todos hacemos del almuerzo
un ida y vuelta de risas y cargadas,
pero hoy comemos solos con Dionisio
que me cuenta de sus hijas y yo,
de las ganas de hacerme mi casa
y él, del tiempo que le llevó
armar la suya.
Así se nos va la hora hasta que un bondi
para en la vereda de enfrente
y Dionisio lo mira
con sus ojos negros iluminados:
“lindo para hacer una rodante”,
hace una pausa, se le cuela una sonrisa
y sigue: “en el fondo va la cama,
más adelante una mesa con sus sillas…”
ahí lo interrumpo:
“con algo para escuchar música”
y riéndose dice:
“después que llueva nomás”.



Nunca supe por qué
le dicen Coco al Marce,
desconoce el silencio
y siempre está cantando.
Hay momentos
en que te baila con la cuchara
imitando a la Mona
y no podés parar de reírte.
Pero el show
es cuando se pone a cantar boleros
entre mazazos te manda un estribillo
y si se copa
agarra la escoba de micrófono,
ahí sí,
hay que pararlo.

Horacio Maez, En obra - diario del oficio, El ojo de mármol, 2017.



viernes, 14 de julio de 2017

Denise Levertov

Se ha ido

Cuando el cuerpo me abandona
me hace sentir sola.
Tengo

ojos, oídos,
nariz y boca
y eso es todo.

Ojos
siguen viendo
el azul pluma del

cielo frío,
boca ingiere
sopa caliente,
nariz

huele la escarcha,

oídos oyen todo, todos
los ruidos y ausencias,
pero cuerpo

se va no sé adónde
y es de una soledad
ir a la deriva
sobre el espacio que 
llena cuando está aquí.



lunes, 10 de julio de 2017

Un arte callado - Giannuzzi

Nuestros pies perfeccionan
el arte de entrelazar los dedos.
Unidas en la almohada
nuestras cabezas apuestan
a una boda perpetua.
Expatriados,
cerradas las puertas y las ventanas,
abrazados al desnudo oponemos
una ideología de lo callado
a la manera en que marcha el mundo 
según la pantalla de la televisión.



jueves, 1 de junio de 2017

Un poema para Milagro por Carlos Aldazábal

Semillas

Cielo arriba de Jujuy

camino a la puna


veo las casas con la cara del Che

y pienso, “esto no van a perdonarlo”,

no van a perdonar la palabra "Tupac"

ni el milagro de un verano fresco bajo el sol, en lo alto.

Pienso en el Norte, en el Sur, en el Este y en el Oeste.

Cuatro puntos cardinales para los caballos,

cuerpo desmembrado en semilla,

milagro destinado a nacer en Nazareno, en La Quiaca,

en Perico, en Ledesma, en los tomates secos,

en la caña de azúcar, en la naranja dulce de la siesta.

Cuatro puntos cardinales, cuatro caballos ciegos

y los mismos verdugos,

los de quinientos días bajo el cielo en lo alto,

desmembrando La Higuera y sus retoños,

Güemes en Higuerillas desangrándose entero,

Juana Azurduy en la voz de Mercedes,

Violeta Parra con su sol quemando siempre arriba

y las manos de Jara, y la sangre jujeña del éxodo viviente.



Desde la ruta veo las casas con la cara del Che.

Y sé que venceremos.

Que nacerán mil flores de la misma semilla

aunque bramen caballos,

aunque quinientos días,

aunque el sol en lo alto del Alto Comedero

diga que estamos solos.



Cielo arriba de Jujuy

camino a la puna
, camino a Nazareno,

el Che me sonríe, iluminado, por un farol de noche.



(Carlos J. Aldazábal, 30 de mayo de 2017, a 500 días de Milagro en prisión)




viernes, 7 de abril de 2017

Soltería - Szpunberg

Te inventas amores al espejo,
todas las mañanas a las nueve
abres el sobre vacío
que te pasa el amor bajo la puerta,
después te sientas y te quedas,
haces barquitos de papel con el silencio
y los dejas navegar sobre la mesa.
Te pintas las uñas,
ensayas la calle caminando por las piezas
pero nunca el corazón se te subió a la boca
ni te atreviste a terminar de deshacer toda la cama.
Conoces la vida de oído y se te olvidó la letra,
te sabes de memoria en blanco y negro
el próximo capítulo, el que quedó en veremos, 
de la más brutal y apasionante fotonovela.




martes, 21 de marzo de 2017

No hay nadie - Joaquín Giannuzzi

Celebro esta confusión al salir del sueño,
pálida escarcha en el vidrio,
cuando el calor interno, todavía,
elabora en mi cabeza un campo discontinuo
de lenguaje en preparación:
minutos antes
del agua fría y de mi entrada
al orden que juntará los fragmentos,
en cuanto suene el golpe
de la primera puerta en el edificio,
el grito del teléfono
y la radio anunciando una temperatura
de dos grados bajo cero en la ciudad
y, lo que es peor,
que se ha lanzado una llamada al espacio exterior 
y nadie ha respondido todavía.



jueves, 16 de marzo de 2017

(medianoche) Susana Thénon

Si alguna vez
las palabras callaran,
no todo estaría perdido.
Y si la voz muriera
y las manos tantearan como ciegas,
la oscuridad terrestre,
no todo estaría aún perdido.
Siempre habrá un vuelo,
un asombro de luces,
un instante sin muerte, 
un acto vivo.



miércoles, 8 de marzo de 2017

Sueño - Pizarnik

Sueño

Estallará la isla del recuerdo
La vida será un acto de candor
Prisión
para los días sin retorno
Mañana
los monstruos del bosque destruirán la playa
sobre el vidrio del misterio
Mañana 
la carta desconocida encontrará las manos del alma